12 de agosto de 2016

Los que se van sin mirar atrás...



A veces los conflictos interminables, la frustración, la impotencia, la injusticia y la opresión llevan al odio generalizado, a todo los que nos rodea y hasta en contra de sí mismo si no ve la luz por ningún lado.


El caso de un joven venezolano anónimo residenciado en el extranjero, quien redactó hace tiempo un artículo bastante mordaz, lleno de odio y frustración sobre su situación, es el reflejo vivo de una sociedad donde el conflicto social, político y económico no muestra un camino para una solución viable.


ADVERTENCIA:

Las opiniones o los testimonios de las personas que se anexan a continuación, no son del todo compartidas ni aceptadas en su totalidad por el administrador del blog; tampoco este sitio fomenta el odio, la discriminación y el racismo así como el sectarismo político alguno.

Como punto importante, este blog no está afiliado ni es seguidor de alguna manera de alguna corriente política ni promociona algun bando en pugna en estos momentos.  

El deber del administrador y redactor del blog es de opinar, reflexionar, concientizar e informar mientras se pueda la situación social que se está viviendo en Venezuela y tratar por toodos los medios, y mediante la ayuda y la opinión también de los lectores y sectores de la sociedad en la mejora de la situación venezolana, así como la preservación de la paz entre todos.



Venezuela, después de años de saqueos, barricadas, conflictos sectarios, odios y falta de reconciliación, aun sigue en crisis.


A pesar de una leve y tensa calma, todavía hay focos de protestas, barricadas, manifestaciones políticas y disturbios civiles en las principales ciudades del país.

La crisis social y económica cada dia va en aumento, la falta de esperanza es mas que evidente en la mayor parte de los rostros venezolanos; se observan a simple vista, con tan solo mirarlos se les ve la frustracion y la sensacion de abandono, desilusión, rabia e impotencia diaria.

Los altos niveles de criminalidad siguen por las nubes a pesar de la constante vigilancia militar y policial, la inflación y la escasez crónica de bienes básicos y demás servicios están a la orden del día.

La escasez de alimentos e insumos de primera necesidad es evidente, y los pocos que se ven estan a precios inalcanzables para cualquier obrero o alguna persona que gana el salario mínimo.

El chavismo y la oposición todavía siguen radicalizados, sin ningún rastro de colaboración o reconciliación alguna; ninguno quiere perder y obviamente hay mucho en juego.

Las manifestaciones de frustración social, escasez y la violencia en Venezuela siguen todavía y continúan a pesar del aire de normalidad en las calles. Hay una calma sepulcral y hay algunos focos de violencia en algunas calles.

En forma personal, por cada día que pasa me voy hartando y desanimando por las constantes decepciones que me llevan no a enfrentar a sistemas políticos sino a ser un poco más cínico y algo decepcionado con la vida, pero a la vez mas esperanzado en algo mejor, a ser más humanista, racionalista y sobre todas las cosas descritas, neutral.

Pero veo también que todos los días, cada vez que prendo la televisión observo con impotencia los muertos y heridos del día mientras que el gobierno, la oposición y partidarios de ambos siguen en pie de guerra mientras el país se desmorona y las potencias mundiales tienen en la mira a Venezuela como fuente de recursos naturales para así salvarse de una ya más que posible recesión económica global anunciada más que probada desde hace un año por inmensas deudas y bancarrotas desde hace tiempo atrás.

Por cada día que pasa me frustra mucho mas como la mayoría de los venezolanos; al parecer yo no soy el único ser vivo que se siente así en este país.

Ya muchos venezolanos se están yendo a otras tierras, otros horizontes, otros lugares donde su talento y sus ganas de trabajar así como las ganas de superarse son bien recibidas en diferentes países.

Mucha gente común y corriente emigra, o sea, se van hacia otros países en busca de una calidad de vida para ellos y sus familias que, o son insuficientes e inexistentes en su tierra, le es negada por las leyes y por políticas internas, por sufrir persecución y guerras incesantes. Algunos pocos son criminales o delincuentes comunes y graves fugados que se refugian en otros lares ppara no ser atrapados por sus delitos.

Otros, son gente talentosa, con algo que aportar en este mundo que, simplemente, o no pueden dar un potencial por falta de recursos, o simple y llanamente, se les niega a ello. En este ultimo punto, se le llama a esto, La fuga de cerebros, fuga de talentos o migración altamente calificada.

Según la gran Wkipedia, la fuga de Cerebros, citamos, es la emigración de profesionales y científicos formados universitariamente en su país de origen a otras naciones, impulsados principalmente por la falta de oportunidades de desarrollo de sus áreas de investigación, por motivos económicos o por conflictos políticos en su país natal, generalmente sin regreso. Si bien este fenómeno se acentúa en países en desarrollo, esto no es excluyente, y en muchas ocasiones se da también entre naciones industrialmente desarrolladas, debido a diferencias salariales o impositivas. De forma análoga se habla de fuga de capitales para la desinversión de capital financiero en un país.

La fuga de cerebros hace que el país de origen pierda la inversión en educación superior de esa persona, y de la misma forma el capital social del que formaba parte el individuo se reduce por su partida.

Causas de la migración en general, pues hay muchas: ser victimas y supervivientes de Crímenes Contra la Humanidad, Exilio forzado o por opción personal, discriminación o persecución por razones étnicas o políticas, no sentirse representado o apreciado por la sociedad de origen, la negación del gobierno o de la sociedad de su existencia por causas diversas, prejuicios sociales, persecuciones religiosas, indolencia política, habitar en un estado fallido, sentirse invisibilizado o de no ser tomados en cuenta, falta de libertades, entre otras…


Exiliados, fugados, refugiados... irse a otro país en busca de una perspectiva mejor es ahora en Venezuela el pan de cada día, ya que hasta la comida en esta tierra, es lo que poco a poco escasea.

Ya muchos sabrán lo que esta pasando en Venezuela, país que esta en la peor crisis social, política y económica de toda su historia. Ya sabemos también la crisis alimentaria, la alta inflación, la divisiones sociales y políticas, el estancamiento y a falta de claridad política, la gran corrupción que gobierna el país, todo... quizás podremos hablar de eso en otra ocasión.


Lo que estamos hablando ahora, es simplemente, no de la inmigración en si, sino como se siente tener las ganas de emigrar, como se siente ser inmigrante y porque lo hace.

Muchos lo hacen y sienten arraigo todavía de Venezuela y su forma de vivir, llevan en su maleta la bandera tricolor con estrellas sobre el azul marino intenso entre un rayo de sol y la sangre de nuestros patriotas, extrañado a su familia, sintiéndose a gusto y ala vez extraño en tierras lejanas que le permite aprender a vivir otra vez mas.

Otros en cambio, perdieron la fe en su tierra y su gente, se sintieron humillados y perseguidos por un sistema y una sociedad que no les comprende ni dan oportunidades de mejora ni avance, llevándoles a odiar a la tierra donde nació, olvidando sus raíces e irse para nunca volver.

Hace tiempo atrás leí un artículo que me consternó bastante, y que desde hace tiempo por una tercera persona se volvió viral no hace mucho. Lo que escribió en su espacio me dejo reflexionando al mismo tiempo que me dejo asombrado e indignado por lo que plasmo en el, aunque le comprendí con claridad ya que refleja el sentimiento interno de algunos venezolanos víctimas de la impotencia y de la falta de oportunidades y esperanza sin importar su clase o condición social.

El joven anónimo quien ahora vive en el extranjero, escribió un testimonio que subió hace tiempo con el nombre de "Una Reflexión Escrita por Un Joven Venezolano", en el que narra con resentimiento, con impotencia, de forma cínica y a la vez muy triste sobre la situación venezolana y del porqué decidió jamás volver aquí, declarando su decepción con el país entero, su cultura, su sistema, la lucha ideológica, la cultura, los anti-valores existentes, entre otros tópicos nacionales.


El joven, que vivió su infancia y adolescencia en Caracas estuvo en su época de universitario en las manifestaciones estudiantiles en favor de la libertad de expresión y para sacar del poder a Chávez en el 2007, terminando en prisión siendo liberado después; luego de ese comentario, el joven, ya viviendo en el extranjero, de forma anónima relató sus desventuras en el país, empezando a relatar que fue varias veces víctima del hampa además de haber recibido golpizas de malhechores motorizados que le asaltaron por segunda vez; no conformes con quitarle todo lo que tenia y dejarlo como saco de boxeo, destruyeron su automóvil por gusto como amenaza para que no los denunciara. Luego de eso fue víctima de secuestro, de varias amenazas mas para luego de estar ya cansado de no buscar respuestas, decidió irse del país para siempre.

Quizás no sea esta historia real, pero este escrito refleja la impotencia actual que cada venezolano siente  y mucho mas en esos momentos de angustia.

También relata con un aire de paranoia y desconfianza total que en Venezuela, ante el rechazo de muchos que le leyeron, que en el país más peligroso de Latinoamérica después de México, la vida de un ser honrado no vale nada salvo la cantidad de dinero que existe en su cuenta corriente y las armas que porta, que él mismo se volvió racista, paranoico y asqueado del país que le vio nacer por tantas injusticias y por tanto desengaño ante la mirada atónita de los extranjeros que escuchaban estas y cada una de las afirmaciones.

Me tome la molestia y el atrevimiento de incluirla en este articulo, ya que me vi en la obligación de modificar algunos detalles que pueden bien herir a los lectores o por frases malsonantes, pero es mejor que la lean, analicen su contenido y saquen ustedes sus conclusiones y juzguen ustedes mismos.


Una Reflexión Escrita por Un Joven Venezolano

Autor: desconocido

Viví en Caracas durante dieciséis años. Caí preso en las marchas estudiantiles del año 2007 a favor de la libertad de expresión, fui víctima de un secuestro Express y meses después víctima de treinta motorizados, los cuales, además de darme una golpiza, destruyeron mi auto.

   Después de estos hechos desconcertantes, decidí tomar un avión sin boleto de regreso. Ahora trabajo en un bar. En un lugar perdido de Europa, día a día, sin descanso… La gente que pasa me pregunta si extraño a mi país y si algún día volveré. A todos les respondo que no, que nunca más. Ante esta dura afirmación, muchos se entristecen y me dicen que soy demasiado joven para sentenciar tal cosa.

   Tomando el consejo que me dan, intento despistar mi adversidad y me pregunto: “¿amo a mi país?” La única respuesta es un “¿Por qué debería?” Retomo apuntes mentales y me pongo a pensar en mi infancia y mi adolescencia, en los hechos de mi vida allá y me doy cuenta de que no, de que no lo extraño en lo más mínimo y no volvería con o sin el actual gobierno “bolivariano”.

¿Por qué?

   Mi país me enseñó que quien trabaja, sueña y se esfuerza, termina mal: la idiosincrasia del venezolano está basada en la picardía. Es alabado aquel que se comporta como un oportunista y el honrado que se esfuerza, es descaradamente rechazado.

   Mi país me enseñó que la vida de ningún hombre vale nada: en las calles matan semanalmente un centenar de personas, en el este y el oeste de la capital, con impunidad total, sin estar en guerra, sin justificaciones razonables. Mi país me puso una pistola tres veces en la cabeza y tres veces tuve la certeza de que moriría, entregándome a ella, sintiéndome en el absurdo de que moriría como un perro porque así morimos hoy los venezolanos Mi país me enseñó que es peligroso tener un automóvil propio, vestirse bien o hablar educadamente, con un acento diferente: cualquier excusa es buena para robarte o secuestrarte o matarte...

   Soy el hijo de un italiano y una venezolana de izquierda. Me enseñaron valores socialistas desde pequeño. Más que catalogarlos en una ideología, debería llamarlos humanos. Valores congruentes al humanismo, como que todos deberíamos tener las mismas oportunidades, los mismos derechos. Como que todos deberíamos tener la posibilidad de ascender, porque no es culpa del individuo sino del sistema actual que está podrido. Mis padres me enseñaron que no todos somos iguales pero todos, de donde sea que vengamos, cual sea nuestra educación, valemos lo mismo y eso debe respetarse para poder vivir en armonía y progresar.

   Eso me enseñaron en casa pero mi país me hizo racista y clasista, al punto de que veía un negro mal vestido y con jerga callejera y le tenía miedo, desconfianza. Por lo mismo que parte de la idiosincrasia venezolana, me hizo sentir que todo aquel que era pobre, era un posible criminal.

   Trabajando como mesonero en Europa, gano como debería ganar un profesor allá (no como gana). Y no tanto lo que gano sino el poder adquisitivo que existe: un sueldo mínimo me ayuda a vivir en una habitación con servicios pagos y comer bien durante un mes, cosa que allá sería imposible haciendo el mismo trabajo. Un estudiante de clase media aquí tiene una vida digna, con un transporte público que se conecta con toda la ciudad, precios favorables en ropa, comida y materiales de estudio. Cosas tan precisas para el bienestar del Hombre, en mi país ya ni siquiera se proponen.

Es impresionante.

   Una clase social dividida en extraños estratos: la pobre, que vive en los barrios; la media, que va en extinción y gasta dinero en cosas desproporcionadas e innecesarias, como ir a lugares de moda a no hacer nada; la rica, que sobrevive a los ataques actuales del comunismo bolivariano; y la nueva rica, que acelera su enriquecimiento por parte de los dirigentes del mismo gobierno bolivariano.

   Se han perdido valores necesarios, como leer un buen libro, viajar por conocer, luchar porque las cosas cambien. Por eso no tenemos ni tendremos nunca un Nobel escritor. No tenemos ya bases suficientes a nivel educativo ni de valor humano.

   Pero la cosa que no le perdonaré nunca a Venezuela Bolivariana es que me enseñó a tener miedo. Miedo de salir a la calle de noche, de ir caminando a comprar cualquier cosa. Miedo de reprender a dos ladrones que roban a una muchacha a plena luz del día. Miedo a volver todas las noches de la universidad a mi casa porque, entrando, podrían secuestrarme o asesinarme para llevarse el auto.

   Todo ese miedo que me enseñó mi país, lo convertí en rabia. Una rabia amarga e insoportable que me hace no querer volver nunca más. Una rabia donde metí mis militancias políticas donde creía que un mundo mejor era posible, donde guardé mis sueños de vivir de playa y ciudad a veinte minutos de distancia, donde dejé solo el cariño hacia mis conciudadanos. Una rabia que me hizo cínico ante cualquier idealismo joven e inocente.

   Un cinismo como la imagen del Che, como las canciones de Lennon, las de Silvio Rodríguez, de las Madres de Plaza de Mayo. Tan contrarias a las de la Primavera de Praga, las de las fuerzas Aliadas haciendo Jaque Mate a Hitler, el valor , el rostro de Rómulo Betancourt llevándonos a la democratización, el sentido de mi amado Bolívar, la fuerza de Francisco de Miranda y las ideas del Ilustrismo.

   El Gobierno “bolivariano” acabó con cualquier decencia, con cualquier pedazo bueno que tiene la juventud, ocasionando un vacío ridículo y un cinismo aún mucho más grande. Estoy seguro que las cosas allá no cambiarán ahora ni nunca. Estaban mal antes de este gobierno. Empeoraron demasiado, pero ahora se empeñan en echar culpas (¡después de 10 años!) de poder total y descomunales ingresos… no les interesa resolver nada, sólo destruir. Después de esto (suponiendo que exista un después), habrá cada vez más caos.

   Nuestros dirigentes, gobierno y oposición, parten del principio de la picardía y lo que buscan es dinero y protagonismos.

   Ninguno tiene bolas para dejar la piel en el asfalto porque ninguno realmente quiere una República. Aquellos valores de pureza, honor y verdad, están menospreciados. Por eso nuestros militares reciben dinero y cumplen órdenes sin chistar.

   El gobierno “bolivariano” cierra radios y medios de comunicación atentando contra la libertad de expresión para que nadie se entere de la cruda y triste realidad mientras el mundo mira hacia otro lado..

   La culpa no está sólo en ese ignorante que nos comanda sino también en las bases que parten de un mal  principio de nuestra equivocada sociedad

   Nada de esto lo digo para crear un debate ni para intentar que me cambien la visión. No lo digo para que me cataloguen en una izquierda o en una derecha. Lo digo como alguien que ahora es externo y a quien no le interesa en lo más mínimo lo que ocurra.

Dejé de interesarme hace tiempo, sin quererlo.

Entonces no, no extraño ni extrañaré nunca aquel caos injusto de donde vengo.


Autor desconocido. 

Si quieren leer su carta íntegramente, puedes buscarla en este enlace: http://titularesexpress.blogspot.com/2013/09/una-reflexion-escrita-por-un-joven.html , y debo decir que si bien no estoy muy de acuerdo al cien por ciento en todas sus afirmaciones, en su racismo y en su rabia contenida, también le comprendo su desdicha, porque en el fondo de cada uno de nosotros alguna vez, así sea dentro de nuestro subconsciente, nos sentimos así.

Yo en lo personal, está cansado de presenciar cada día como el país donde nací y he vivido durante años cada día se está desmoronando por tanta "guerra fría", de cada pugna política, por tanta crisis que nos afecta, por cada persona que pierde la vida, por cada vez que voy a la calle y cada día siento que tal vez no llegue vivo y sano a mi casa.

Mi hermano se fue del país para buscar otros horizontes, para buscar una mejor vida para sus hijas que estan en Venezuela; muchos de mis familiares están en Estados Unidos también por lo mismo. Por mi parte pienso en irme del país, pero no todavía, ya que tengo proyectos de gran provecho que aun estoy formando en esta tierra conflictiva pero a la vez prometedora, tengo a las hijas de mi hermano y a mi padre entrado en años a mi cuidado y siento por moral y sentido común que no debo dejarles solos nunca y mucho menos por aventurarme en otras tierras lejanas, al menos si la situación me lo exige.

Pero debo también aclarar que a pesar de no aceptar su punto de vista y su forma reducida de ver las cosas, debo admitir que la frustración contenida en este joven es causada por todo este caos que hasta el sol de hoy va más de una década sin solucionarse.

Venezuela no puede durar un día mas en conflicto, la estamos perdiendo por cada día que pasa.

Admito que es algo idealista y utópica esta afirmación, pero en lo personal solo espero y deseo que gracias a que despertemos al fin nuestra conciencia humana en cada uno de nosotros y no por medio de la violencia mutua, logremos estar en paz entre todos nosotros.


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3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.

Artículo 13 - Convención Americana sobre Derechos Humanos

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