Su reinado de terror y maldad absoluta duró casi cuatro tormentosos años que terminó asolando el Imperio Romano; la ruina de aquella civilización causada por aquel joven y carismático emperador, aunque con innumerables problemas psicológicos, tardó varios años en repararse del todo después de una época de desordenes y caos político.
El
mandato de Calígula es uno de los ejemplos claros de lo que pasa cuando una
persona no apta mental, intelectual y espiritualmente esta en un cargo de
poder, trayendo consecuencias para una para una familia, institución, empresa o
hasta un pueblo, una ciudad, un país o grupo social alguno, puede afectarla con
consecuencias impensables.
Les pregunto ahora a ustedes queridas y
queridos lectores y a la vez deseo encarecidamente que lo piensen
detalladamente: ¿Estaríamos dispuestos a ser líderes sin caer en la tentación
de la ambición, la maldad, la demencia, los vicios y sin caer en la ruina o en
el infortunio por los caprichos, por la inestabilidad mental, por nuestro lado
oscuro o por las estupideces que sabemos que les costaría dicho poder de mando?
¿Qué pasaría si un gobernante,
sea cual sea su tipo, en vez de ser estable emocional, mental y moralmente esta
empujado por sus vicios, su maldad, sus caprichos y sobre todo lo antes dicho,
poseedor una mentalidad perturbada?
Sin mucho ánimo de explicar, podemos decir que
la suma de estos factores, al contrario de las matemáticas, alteran el producto
y mucho más de la cuenta.
Como es el gobernante o autoridad, lo será también su entorno; noble líder, noble gente; líder infame, gente malvada u oprimida (por su maldad propia o bien en la mayoría de los casos, siendo víctimas de la de su líder) y así ha ocurrido en el transcurso de la historia de la humanidad, así hasta el cansancio.
Casos hay muchos; padres, profesores,
oficiales de la ley, gerentes o jefes de empresas, alcaldes, gobernadores o
bien han sido ministros, generales presidentes, reyes o emperadores y hasta
líderes religiosos y demás personas con cargos de importancia dentro de algún
estado constituido o civilización de la antigüedad que han caído y han hecho
caer a su gente, a países e incluso grandes imperios por su prepotencia,
ambicion desmedida, indolencia, corrupción y desenfreno total.
El ser humano es racional por naturaleza, el
mismo sentido de razón es lo que nos diferencia de los animales, y sin esa
chispa, sin duda que nuestra existencia y la de aquellos que nos rodea no será
nada agradable.
Muchos perdonarían a aquellas personas
mentalmente perturbadas (esquizofrénicos, dementes, con delirios y psicosis,
etc.) ya que no están plenamente conscientes de sus acciones, pero debemos
admitir, sin ánimos de ser ofensivos, que aquellos si bien lo hacen por su
delirio, no están exentos de ser declarados un peligro público, y para sí
mismos, mucho más si están entronizados en el poder.
Si no es para nada agradable para nuestro
entorno y para el de los demás sufrir o que algunos de nuestros familiares y
amigos sufran de enfermedades psiquiátricas, adicciones, sufrir de perversiones
sexuales o tener desordenes emocionales que sin duda alguna afecta a todo los
que nos relaciona, imaginemos lo que pasaría si un líder cualquiera (sea
medico, político, policial, militar, un ejecutivo o un presidente de una
empresa multimillonaria, dirigente de una institución científica o religiosa,
entre otros mandos de grupos de poder) ejerce el cargo con algún desorden
psicológico, emocional o tenga de verdad una mente destrozada.
Innumerables como infames líderes
a causa de la locura mas bestial o por su maldad consciente han transitado por
el mundo, y uno de los que han causado más desastres y de peores consecuencias
que han existido, fue sin duda Calígula.
El
pequeño "Botitas"
Antes de continuar, debo aclararles que hubo muchos historiadores que relataron la vida de este particular personaje, pero uno de los mas exactos histórica y cronológicamente hablando fue Gayo Suetonio Tranquilo, comúnmemente conocido como Suetonio, quien fue en su tiempo historiador y biógrafo romano durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano. Su obra más importante fue la obra "Las Vidas de los doce césares", donde registra y narra las vidas de los gobernantes de Roma desde Julio César hasta Domiciano.
Hablar de este personaje
parecería bastante surrealista ya que sería imposible creer que en tiempos
pasados haya habido alguien con estas características: malvado y depravado
sexual a niveles extremos, sádico a temer, cruel y sanguinario con un profundo
desorden psíquico que haría caer en el desastre (con la amplia posibilidad de
llevar a la anarquía) a un vasto y poderoso imperio como el de Roma.
Muchos no creerán que haya
existido este personaje por la errada, pero más que comprensible creencia de
que en tiempos pasados y mucho más en la antigüedad, la gente y la sociedad de
esos tiempos era mucho más espiritual y sensata que nosotros hoy en día y de
que esa época era más segura, con gente sana y con mas buenas intenciones y moral
que la de ahora, que en el día de hoy estamos en la etapa de mayor crisis moral
de la historia humana...
Error queridas y queridos lectores, el Imperio
Romano, a pesar de su grandeza y gloria gracias a su ingeniería, su red de
caminos, su poderoso y avanzado ejercito para la época, su filosofía, registros
estadísticos e históricos exactos, acueductos y baños públicos, artes e
industria desarrollada, ciencias medicas, su disciplina entre otras virtudes,
no se ocultaba para nada sus intrigas, su afán de conquista, sus bizarras y toleradas
perversiones sexuales, su desarrollo económico gracias a la esclavitud más
brutal y los constantes saqueos a naciones invadidas y vencidas, la persecución
por parte del estado a ideas y religiones que amenazaban su estilo de vida, y
como no, el infortunio de caer en manos de emperadores que amenazaban la mismísima
existencia de Roma por sus actitudes tiránicas.
Es por eso ultimo que Roma, para
evitar males mucho mayores de los tantos que se podían medio tolerar, debía
tener un gobierno estable y extremadamente rígido gracias a los senadores
(representantes electos o bien hereditarios de todas las elites, clases y
ordenes sociales, capas populares y demás habitantes del Imperio Romano)
quienes por ley además de tomar decisiones, debían también vigilar y controlar
toda decisión del césar o emperador (persona poderosa con decisión total y
absoluta sobre todos los romanos, siempre y cuando dichas acciones lo podía
permitir la ley) y actuaban en contra del césar por si este último era
tiránico, incontrolable, era incompetente, si violaba las leyes o costumbres,
destruía tradiciones e intereses de los grupos de poder, si sufriera de
desvaríos mentales y si estaba en contra de la voluntad popular.
Sin embargo, a pesar de tener un orden, disciplina y un sistema de control social y gubernamental casi perfecto, Roma sufrió la peor calamidad que cualquier nación o imperio podría sufrir alguna vez, más que las guerras, hambrunas, enfermedades, depravaciones y corrupción juntas: el infortunio de tener un psicópata al poder, y que ese mismo tendría un poder casi absoluto, gobernando a sus anchas por mero capricho y a su insano delirio.
Busto coloreado de Cayo Julio César (Calígula)
Su verdadero nombre era Cayo Julio César Germánico y nació en el 31 de agosto del año 12 de nuestra era en la región de Anzio, Provincia de Italia, que estaba dentro del Imperio Romano. Fue el tercer emperador del Imperio Romano desde Augusto César y sucesor de Tiberio.
Era el
tercero de los hijos de Nerón Claudio Druso, un noble y militar romano
que gobernó y pacificó la provincia de Germania, al norte del imperio (siendo
además sobrino del emperador Tiberio, hermano del futuro emperador Claudio),
llamado por el pueblo y sus fieles soldados con el apodo de el Germánico. El
padre de Calígula era el más capacitado, famoso y más amado general de todo el
Imperio Romano.
Su madre era Julia Vipsania Agripina más
conocida como Agripina la mayor, una noble romana hija de Agripa y Julia, nieta
de Augusto Cesar, considerada en su época como un ejemplo vivo de todas las
virtudes romanas reunidas en elcuerpo de una madre. Sus hermanos eran Nerón (no
es el famoso emperador que asesinó cristianos e incendiario de Roma tiempo
después) y Druso; sus hermanas eran Agripina la Menor, Julia Drusila y Julia
Livila.
Estatua de Nerón Claudio Druso, conocido por la historia como Germánico
El niño Cayo acompañó a su padre en las
campañas del norte de Europa a los tres o cuatro años, en la región de
Germania; su madre en ese tiempo lo vestía con una versión en miniatura de una
armadura de infantería romana, que hizo que pareciese más un muñequito de
juguete que un soldado romano, lo que provocó a su vez que fuera mimado y
tenido como "mascota" del ejercito. Los soldados sentía algo de
simpatía con el infante, ya que se divertían y se reían viendo al pobre pero mimado
hijo del Augusto General con espadas, botas, armadura y casco incluido,
haciendo que los mismos oficiales le dieran el apodo de "Calígula",
que en latín significa "pequeña cáliga".
Representación actual de una antigua cáliga romana |
Las
cáligas son un tipo de sandalias o botas utilizadas por todos los soldados del
imperio; estaban llenas de tachuelas o puntitas de metal en las suelas para
mayor agarre y estaban confeccionadas con cuero de gran resistencia. Después de
esta descripción, Calígula se definiría como "Botitas" o "Sandalitas";
sin embargo, al parecer Cayo odió a sobremanera este apodo al llegar a la
adultez, ya que el mismo también era utilizado por sus enemigos para mofarse de
él tiempo después; este mismo mote fue tomado más tarde por los historiadores
de ese tiempo y en la actualidad para reconocerlo y estudiarlo, como si fuera
una ironía más de la historia.
Calígula
de niño, a pesar del odiado apodo, era mimado y sobreprotegido por todos los
soldados de su padre, al punto de que los mismos oficiales estaban obligados a
cumplir los incontables deseos del chico, como si de emperador se tratase,
convirtiéndolo así en un jovencito caprichoso al extremo.
Cuando la infancia se mata
Pero
su niñez idílica y de colmadas atenciones terminó de forma rápida cuando su
padre enfermó de forma extraña, aparentemente de cólera y murió durante su
estadía en Antioquia; sin embargo, según el historiador romano Suetonio,
Germánico fue envenenado por un agente del emperador Tiberio (tío de Germánico
y a su vez tío abuelo de Calígula), quien vio en él un rival político a temer;
esto pudiera ser posible por los síntomas al momento de su muerte como
desordenes gastrointestinales, decaimiento, vómitos, delirios y sangrado
interno de forma atroz, algo muy repentino y raro en una persona que era perfectamente
sana y fuerte, especialmente para alguien que sirvió gran parte de su vida en
el ejercito más disciplinado y tenaz del mundo en ese tiempo.
Tiberio César, Emperador de Roma y tío-abuelo de Caligula
A
raíz de la muerte de su padre, Calígula vivió con su madre Agripina hasta que
por orden de Tiberio, ella fuera desterrada junto con su hermano Nerón por el
falso delito de alta traición. El mismo Tiberio ordeno a Agripina a no contraer
más nupcias para así evitar que un nuevo esposo que reclamara el poder imperial
y así fuera amenazado por derrocarle.
El
joven fue enviado a vivir primero con su bisabuela Livia, madre de Tiberio y
luego de su muerte, fue enviado a vivir con su abuela Antonia.
Después
que su hermano Druso fuera encarcelado por traición y de que su hermano Nerón
muriera en el exilio, Calígula y sus hermanas no eran más que los prisioneros
de Tiberio bajo la atenta mirada de los soldados. Esta injusticia, junto con la
constante sospecha de que su padre fuera asesinado por su propio tío y con la
amenaza constante de ser asesinado también, empezó a causarle daños psicológicos de importancia en el joven prisionero en su jaula de oro.
La "casita" del horror del Tío
Tiberio
Las ruinas de la Villa Jovis, residencia de Tiberio César |
Tiempo
después, el joven Calígula es trasladado a Capri, hasta la residencia de
veraneo de Tiberio, la Villa Jovis, ubicada encima de una montaña lejos de la capital del
imperio, donde vivió bajo el cuidado y vigilancia constante del césar durante
seis años.
Durante
su cautiverio, fue testigo de las constantes atrocidades cometidas por el
anciano emperador en contra de la gente inocente, tan sola para saciar sus
gustos homicidas y de perversiones que harían parecer a un asesino o un degenerado
sexual de nuestro tiempo en solo un pobre loco inofensivo.
Calígula, para su desgracia, estuvo dentro
de un sitio donde era el pan de cada dia estar en presencia de orgias de
violencia, sangre y asesinatos por donde se mirase.
La
lista de los tantos crímenes impunes incluían: violaciones a mujeres jóvenes y
niños inocentes, torturas y ejecuciones de esclavos como también de ciudadanos
libres sin ningún cargo o crimen que ellos hayan cometido y de todas las formas
horrorosas posibles; algunos de ellos eran crucificados, otros quemados vivos, también
siendo devorados por las bestias y para el colmo del sadismo, algunos eran
lanzados por sus soldados al vacío desde la cima de la montaña donde se ubicaba
la residencia de Tiberio, hasta caer
sobre las rocas filosas debajo del acantilado y cerca de la costa.
Aparte
de la violencia contra las mujeres del poblado, hubo siempre en la residencia
de Tiberio un sinnúmero de bacanales y orgias que rivalizaban con los escritos
del Marqués de Sade, donde se veían situaciones bastantes perturbadoras incluso
para hoy en día. La situación de perversidad de aquel sexópata con poder casi
absoluto era cuestionable y totalmente fuera de lugar incluso en la libertina
Roma, al punto de que entre los malsanos gustos del viejo césar estaban para el
asco de muchos de nosotros, las perversiones cometidas contra niños: según
historiadores de la antigüedad, el emperador obligaba a los niños esclavos, al
que les llamaba "mis pececitos", a hacer burbujas con la boca mientras
estaban junto con Tiberio dentro de la tina de baño.
Escena de la polémica película "Calígula", donde se ve la escena de Tiberio y el joven Cayo
Incluso
en el más libertino y sanguinario Imperio Romano, aquellos actos de perversión,
crueldad y asesinatos en contra de inocentes era sin duda una aberración
inaceptable, era en definitiva pasarse de la raya y muchos romanos cansados de
tanto desastre moral como también económico y bélico deseaban un cambio con
urgencia, antes de que fuera demasiado tarde.
Calígula adolescente |
Calígula
era testigo presencial de todo, al punto de que en el transcurrir del tiempo y
resignado por no salir de su cautiverio, empezó a gustarle todo aquello y
quizás a participar directa o indirectamente de estos actos junto con su
tío-abuelo; era el inicio de un Síndrome de Estocolmo: al final, cuando toda esperanza de
escapatoria desaparece por no buscar una solución, termina apoyando y aceptando
la voluntad e ideas de su captor o victimario, e incluso participando en ellas
de forma religiosa.
Estatua de Tiberio
Suetonio nos habla de la infancia
de Calígula cuando narraba:
“Ya en aquel mismo tiempo, a pesar de todo, no
ocultaba sus bajas y crueles inclinaciones, constituyendo uno de sus placeres
más gratos presenciar las torturas y el último suplicio de los condenados. Por
la noche acudía a los lugares de perdición y a los adulterios, envuelto en
amplio manto y oculto la cabeza bajo una peluca. Tenía pasión especial por el
baile teatral y por el canto. Tiberio no contrariaba tales gustos, pues creía
que con ellos podía dulcificarse su condición feroz, habiendo comprendido tan
bien el clarividente anciano su carácter, que decía con frecuencia: Dejo vivir
a Cayo para su desgracia y para la de todos, o bien: Crío una serpiente para el
pueblo y otro Faetón para el Universo.”
Sin
embargo, al contrario de las anteriores hipótesis sobre el apoyo incondicional
de Calígula hacia Tiberio, según los historiadores de su época, él era un
excelente actor al demostrarle lealtad a su tío-abuelo, escondiéndose dentro de
su psiquis ya más que perturbada, sus verdaderas intenciones y todo su
resentimiento hacia el césar, hasta el momento preciso de su venganza.
Calígula
se casó en esa época con Junia Claudilla en el año 33, pero murió durante el
parto junto con su hijo al año siguiente, sumando más desdicha al joven.
Tiempo
después entablo amistad con el prefecto pretoriano, Naevius Sutorius Macro,
un aliado importante para sus futuros planes. Macro hablaba bien de Calígula a
Tiberio, en un intento de librar a su amigo y socio de cualquier sospecha de
rebelión al paranoico emperador, ya entrado en años y sin un sucesor digno de
su talla.
El mundo a sus pies
El Coliseo de Roma, sitio donde la sangre derramada de criminales, esclavos e inocente sirvió para el disfrute de la gente, al lema de "Pan y Circo" |
En el año 33 de nuestra
Era Cristiana, Tiberio le dio a Calígula el título honorario de cuestor y 2
años más tarde, fue nombrado heredero del trono imperial junto a Tiberio
Gemelo, nieto de Tiberio y primo de Calígula, de forma conjunta.
Cuando
Germánico murió, su esposa Agripina la Mayor volvió a Roma con sus seis hijos y
se enredaron en una disputa cada vez más amarga con el temible Tiberio. Este conflicto
de poderes condujo a la destrucción de su familia; a pesar de eso, Calígula
como único superviviente masculino y libre de sospecha, estaba a la mitad del
camino de ser el hombre más poderoso del mundo conocido.
Tiberio
había fallecido el 16 de marzo el año 37, y el cargo de gobernantes de Roma
habían caído en manos de Calígula y Gemelo de forma conjunta y bajo la
supervisión del senado, ya que como era la voluntad del emperador fallecido,
eran coherederos.
Aunque
Tiberio murió anciano, a los 78 para ser exactos, según el historiador Tácito,
afirma que fue asesinado en su lecho de muerte por el prefecto pretoriano
Macro, sofocando al césar moribundo con una almohada para acelerar la ascensión
de su amigo y socio al trono, para la gran alegría de el pueblo romano; en
cambio otro historiador romano como Suetonio escribe que Calígula fue quien lo
hizo con una sangre fría, cumpliendo así su ansiada venganza después de muchos
años de amarguras.
Después
de algún tiempo, con el respaldo de Macro y de los más altos estamentos
militares (incluida la Guardia Pretoriana), Calígula anuló de forma descarada
el derecho de Gemelo de gobernar en conjunto tiempo después, mandándolo a
asesinar por los falsos cargos de conspirar presuntamente contra él emperador
mientras estaba enfermo. Así Calígula, ahora estaba gobernando a Roma bajo el
nombre de Cayo Julio César Augusto Germánico, un día 16 de marzo del año 37 de nuestra era.
En un
principio, Calígula aceptó la competencia del Principado que le confiere el
Senado de Roma y entra a la Ciudad Eterna de Roma siendo aclamado por un mar de
gente que le adoraba y que estaba esperanzada en el, que lo veían como aquel
hijo del amado general Germánico, que tantas victorias gloriosas había llevado
a la cúspide al imperio y de las promesas del joven con pacificar un imperio y
cumplir también el juramento de hacer todo lo posible con prosperar a una
población empobrecida y sometida a duros tributos y a las vejaciones de un anciano
y degenerado Tiberio.
Aclamado por el pueblo como "nuestro bebé" y "nuestra estrella", fue el primer emperador que fue admirado por todos, en palabras de sus contemporáneos," en todo el mundo, desde la salida hasta la puesta del sol".
Más de
160.000 animales fueron sacrificados durante tres meses de celebraciones y los
primeros siete meses del reinado de Calígula fueron considerados como los más
eficientes y felices para el mundo romano.
El actor Malcolm McDowelL personificando a Calígula
En el primer año del gobierno de Calígula, se
decía que era una época de ayuda a los más necesitados, en el que el joven
césar era generoso y bueno de cuerpo, mente y en espíritu, pero que muchos
senadores y autoridades veían que solo era un ardid político para el apoyo de
las masas y tener mucho más poder del que tenia para sí.
En el
año 38, entre sus logros principales consiguió pese a la reticencia de muchos,
el pago de justas bonificaciones a los militares retirados y heridos en
batalla, para la Guardia Pretoriana, las tropas de la ciudad y de todo el
ejército romano. A su vez planificó y puso en práctica planes de saneamiento y
aseo de las ciudades como también la construcción de caminos y vías principales
en todo el imperio, acueductos y fuentes para el consumo de agua para todos,
centró toda su atención en la reforma política y pública, publicó como medida
contra la corrupción y el despilfarro del fondo imperial las cuentas de los
fondos públicos, ayudó a las personas que perdieron sus bienes en incendios y
en las constantes guerras y conflictos, eliminó algunos impuestos asfixiantes
para la gran masa de gente necesitada, entre muchos de los éxitos sociales de
su mandato.
También
Calígula, destruyó ante la mirada de la población los documentos en los que
habían quedado registrados los nombres de los acusados de traición durante el
mandato de Tiberio para así llevar admistía y concordia para todo el mundo;
declaró que los juicios por traición eran cosa del pasado y llamó a Roma a los
exiliados por su tío-abuelo, desterró además a los delincuentes sexuales por
representar una amenaza para todos y también, en contra de las elites de su
época, restauró la práctica de elecciones democráticas, siendo esto como uno de
sus logros más importantes.
Calígula
mandó a traer de vuelta a la ciudad de Roma a sus hermanas y también los restos mortales de su
vilipendiaba madre y de sus hermanos, como homenaje y retribución póstuma,
depositando sus restos en la tumba de Augusto.
Algo está mal con el César
A
pesar de todo esto, después de recuperarse de su enfermedad grave,
aparentemente a causa de la intoxicación por plomo (muy común en la antigua
Roma, ya que la red de agua potable utilizaba tuberías de plomo y los vinos se
endulzaban y preparaban con envases recubiertos con este metal toxico) Calígula
para extrañeza de muchos, empezó a asesinar o a condenar al exilio a los que
estaban cerca de él o que él veía como una amenaza seria. Aunque no se sabe
exactamente si es cierto o no, el cambio en su comportamiento seria causado por
un daño cerebral por el plomo, o si tal vez por estar cercano a la muerte le
llevo a pensar que estaba siendo envenenado, bien que era mortal y vulnerable,
o que simplemente estaba actuando como buena persona desde el principio para
que después de afianzarse en el poder, mostraría su verdadera cara ante todos
sin problemas.
Moneda de la época de Calígula |
No
conforme con ejecutar a su primo Gemelo, mató, incluso hasta con sus propias
manos a algunos familiares y parientes políticos porque representaban una piedra
de tranca para su gobierno y como posibles enemigos que usurpaban el poder.
Calígula,
en un hecho bizarro de la historia, ordenó asesinar a las personas que habían
prometido sus vidas a los dioses romanos si él se recuperaba, luego de que
forzara a los exilados de su reinado a cometer suicidio por traición y
conspiración, sin pruebas ni testigos del mismo; según el historiador romano
Suetonio, estas supuestas conspiraciones eran sacadas de la retorcida e insana
imaginación del emperador.
Para colmo
del descaro, Calígula obligo a su ayudante, amigo, maestro y antiguo protector
Macro a cometer suicidio por presunta traición, hecho criticado por la
ciudadanía, además de las numerosas ejecuciones de personas que carecían de
pruebas de delitos, solo el de ser considerados como peligro público por el
emperador, sin más.
La
crisis financiera y el hambre se desataron en el año 39 llevaron al pueblo al
límite de la desesperación: las mismas calamidades eran causadas por las
absurdas decisiones políticas, los costosos regalos y pagos excesivamente
onerosos de Calígula a políticos, amigos y demás individuos para buscar apoyo y/o
someterlos a su poder e influencia, sin mencionar a sus fiestas descomunales y despilfarro total para satisfacer su ego y locura desenfrenada.
Para
mantenerse a salvo y confiado en el poder se valió de la "generosidad
personal" hacia individuos poderosos y dejando de un lado a las masa
populares que le apoyaban desde hace tiempo. En vez de ayuda de verdad, hacia
campañas populistas y demás practicas de demagogia que si bien no resolvían su
situación de miseria, al menos lograba el apoyo y la opinión pública, como
actos de circo, luchas de gladiadores, regalos insignificantes, entretenimiento
de mala calidad, bebidas alcohólicas gratis y demás que no ayudaban realmente,
sino que mantenían al mismo pueblo en la inconsciencia y en control.
En palabras más simples: la corrupción, la
opulencia y el despilfarro más descarado llegaba a niveles alarmantes, muy en
contra del orden y la férrea disciplina romana.
Esta actitud imperial agotó los recursos
monetarios del imperio en tiempo record, y Calígula, para remediar todo este
problema de fondos públicos, acusa falsamente a más personas al punto de que
multaba e incluso ejecutaba sin juicio ni aviso a muchos chivos expiatorios
(normalmente, enemigos jurados personales o personas del común que caian
desafortunadamente) con el fin de apoderarse de sus propiedades y calmar la
opinión pública. También entre las medidas económicas implementadas por el
césar estaban en pedir a la población a prestar dinero al Estado (en otras
palabras, más impuestos), como los impuestos a las demandas, el matrimonio o la
prostitución y también obligaban a los centuriones (lideres de una centuria o
división de un ejército) que habían obtenido bienes durante los saqueos de las
guerras de conquista a que entregaran dicho botín para el Estado, o sea, a
Calígula.
Funcionarios
fiscales, recaudadores de impuestos y demás contadores públicos que manejaban
las finanzas del estado, fueron acusados de incompetencia y malversación de
fondos y obligados a devolver el dinero bajo sentencia de muerte. Para calmar
el descontento creciente de la ciudadanía por el aumento de los impuestos,
Calígula impuso como ley que todo aristócrata o cualquier persona que se
enriquecía, lo obligaba a nombrarle a él como heredero de su fortuna para que
después de hecho esto, mandaba asesinar al aristócrata e inmediatamente la
fortuna pasaba a sus manos sin problemas.
Semblanza de un César
Se han conseguido centenares de estatuas, bustos, mosaicos y pinturas de Cayo Cesar-Calígula y muchos escritores e historiadores antiguos, contemporáneo a é describieron su personalidad, pero el más certero en describirlo fue el historiador Suetonio, en su libro "La vida de los Cesares" describe a Calígula de esta forma:
“Era Calígula de elevada estatura, pálido y grueso; tenía las piernas y el cuello muy delgados, los ojos hundidos, deprimidas las sienes; la frente ancha y abultada, escasos cabellos, con la parte superior de la cabeza enteramente calva y el cuerpo muy velludo. Por esta razón era delito capital mirarle desde lo alto cuando pasaba, o pronunciar, con cualquier pretexto que fuese, la palabra cabra. Su rostro era naturalmente horrible y repugnante, pero él procuraba hacerle aun más espantoso, estudiando delante de un espejo los gestos con que podría provocar más terror. No estaba sano de cuerpo ni de espíritu: atacado de epilepsia desde sus primeros años, no dejó por ello de mostrar ardor en el trabajo desde la adolescencia, aunque padeciendo síncopes repentinos que le privaban de fuerza para moverse y estar en pie, y de los que se recuperaba con dificultad. Conocía su enfermedad y había pensado más de una vez en curarse buscando para ello un oculto retiro. Se cree que Cesonia le dio un filtro para que la amara, que no produjo otro efecto que el de volverle furioso. Le excitaba especialmente el insomnio, porque nunca conseguía dormir más de tres horas y ni siquiera éstas con tranquilidad, pues turbábanle extraños sueños en uno de los cuales creía que le hablaba al mar. Así la mayoría de las noches, cansado de velar en su lecho, se sentaba a la mesa o paseaba por vastas galerías esperando e invocando la luz...”
“Practicó con increíble ardor otras artes muy diferentes. Fue sucesivamente gladiador, auriga, cantor y bailarín; esgrimió en la arena con armas de combate y guió carros en un circo en el que habían reunido obstáculos de todas clases, era tan apasionado por el canto y el baile, que en el espectáculo no podía dominarse y cantaba delante de todos con el actor trágico que estaba en escena, imitando todos los gestos del histrión como para aplaudirle o reprenderle. Se supone que no tuvo otro motivo, el día en que le mataron, para indicar una velada general, que el deseo de presentarse en la escena con más seguridad a favor de la obscuridad. También era ésta la hora que elegía para bailar. Cierta vez hizo llamar a palacio a medianoche a tres consulares, que llegaron sobrecogidos de terror; los hizo colocarse en su teatro, y de pronto entre un gran estrépito, al son de flautas y de sandalias sonoras, con el manto flotante y la túnica de los actores, apareció él en escena; en seguida bailó y se retiró.“
El inicio del infierno
La
hambruna del año 39, de niveles aun desconocidos hoy en día, ocurrió por causa
de la crisis financiera causada por los gastos y demás ordenes de Calígula;
ordenaba el decomiso de carretas y barcos de propiedad estatal (encargados de
traer mercancía desde los puntos agrícolas y depósitos de granos del Imperio
Romano) causando así, que las importaciones de cereales se alteraran mediante
el uso de barcos de granos de Calígula para formar un puente flotante
innecesario, según el recuento de Suetonio y el sabio e historiador Seneca.
Recreación artística de uno de los barcos mas grandes de la era antigua, para uso personal de Calígula, a coste del erario público.
Calígula ordenó la construcción de un puente
flotante de madera de más de tres millas de largo (casi cinco kilometros de
distancia) que conectaba el puerto de Baiae y el pueblo costero de Puteoli (la
actual Pozzuoli) empleando los barcos que eran por ley destinados a transportar
el grano para la alimentación de todos los habitantes de Italia; el mismo
puente rivalizaba con el que levantó el Rey Persa Jerjes I a fin de cruzar el
Helesponto hacía ya siglos atrás.
La absurda razón que daba Calígula para
hacer su puente, era que como no sabía nadar, podia atravesar ambos lugares a
lomos de su caballo portando la armadura de su personaje histórico favorito, Alejandro
Magno.
Sin embargo, aunque muchos digan que era una
locura mas del césar, probable lo hizo esto a fin de cumplir la predicción de
Tiberio Claudio Trasilo, conocido mejor como Trasilo de Alejandría (quien fué
astrologo personal de Tiberio), que había dicho que nadie tenía más
posibilidades de convertirse en emperador que aquel que cruzara a caballo la
Bahía de Baiae, en otras palabras, para inflar su megalomanía y afirmar quien
era en verdad el jefe.
Aquel hombre que antes prometía a las clases
populares el bienestar, que les dio ayuda y abrigo en sus necesidades, también ordenaba
cerrar los graneros públicos para regular los gastos y aliviar la crisis
económica existente en Roma, al mismo tiempo que el pueblo sufría de hambruna y
el césar gastaba una fortuna en centenares de lujos, fiestas y gustos
estrambóticos.
Calígula ordenó a pesar de la crisis una serie de proyectos de construcción durante su reinado, unos para el bien público por razones más sensatas y otros para su uso personal, a pesar de la crisis humanitaria y financiera a cuestas: la modernización de los puertos en Regio y Sicilia, para la importación de granos de Egipto en respuesta a la hambruna, el templo de Augusto y el teatro de Pompeyo, la ampliación del palacio imperial, el acueducto de Aqua Claudia y Anio Novus, restauraciones de varios muros y templos religiosos de la ciudad de Siracusa, la reparación y construcción de más carreteras, entre otras obras que si bien le generó beneficios monetarios para sí (por la malversación de fondos, claro está), sirvió para aliviar las condiciones de la ciudadanía y a mejorar su reputación.
Necesitaba construir regalitos para sí mismo
después de las obras publicas: entre sus gastos modestos tenía la insana
costumbre de tomar una solución de perlas de alto valor disueltas en vinagre (a
pesar de la crisis económica reinante) y ofrecía a sus invitados, comida
mezclada con polvo de oro, mandaba a sus emisarios a traerles estatuas antiguas
de los dioses más famosos del imperio, no importando destruir un patrimonio
cultural e historico enorme, como tampoco importaba el costo ni la logística
empleada, para que les quitasen la cabeza y poner su imagen en ellas y por nada
del mundo permitió hacer estatuas de nadie que no fuera él.
Ordenó construir una gran pista de carreras
de carretas, de lucha de gladiadores y fiestas publicas que construyó con el
nombre de "El Circo de Gayo y Nerón", con un obelisco traído desde
Egipto, con un enorme costo de transporte y sacrificio para que fuera ubicado
en el centro de la pista y que en la actualidad está ubicada la plaza de San
Pedro, en El Vaticano.
Mandó
a construir dos grandes naves construidas por sí mismo, que están entre los
barcos más grandes del mundo antiguo. El barco más grande de los dos, era
esencialmente un palacio flotante con suelos de mármol, adornado de oro y
piedras valiosas, plomería fina entre otros lujos y comodidades.
Según
la información suministraba por el historiador Suetonio, Calígula dilapidó en
el primer año de su reinado 2700 millones de sestercios (moneda romana de
amplio uso junto al as de cobre, el denario de plata y el áureo de oro), una
fortuna equivalente al de una provincia romana muy rica como Egipto.
En esa época de dificultades, el joven y
adorado emperador se preocupaba mas en gobernar de modo "sabio, innovador
y exótico" como también en organizar y participar de actos demenciales,
orgías, perversiones, asesinatos y diversiones retorcidas de todos tipo.
La vida "honorable" del Emperador
Calígula
en su vida privada, superando exponencialmente a su tío-abuelo y para el asco e
incomodidad de todos nosotros, le gustaba golpear y torturar durante el acto
sexual con su pareja y con sus pobres esclavas, tratándolas como animales, vejándolas
de manera horrible, incluso en esa época tan denigratoria y esclavizante para
las mujeres y esclavos.
De sus
tantas tropelías mandaba a sus soldados y sirvientes a buscar a varios hombres
adinerados, políticos de importancia y demás poderosos en el medio de sus
lujosos banquetes para que en frente del joven césar, de sus aduladores y sus
confiables invitados, fueran decapitados a la vista de todos y después de eso,
violaban a sus esposas e hijas en pleno macabro y retorcido espectáculo y sin
duda utilizó su casi absoluto poder para cometer crímenes como forma de
diversión.
Gustaba
también de realizar el acto sexual mientras torturaban a algún preso frente de
él y en medio de las fastuosas fiestas, solía levantarles sin el más mínimo respeto o disimulo alguno el vestido a las esposas de los invitados por si le gustaba una de
ellas, la llevaba a un cuarto para forzarla a tener sexo con ella, es decir,
tomaba a la esposa de cualquier invitado para violarla y volvía a la mesa para
contarle de forma desvergonzada como le había ido. Cuando estaba con las
esposas de sus invitados, le gustaba la sumisión de ellas por el temor que le
tenían; por eso el la tomaba del cabello, les lamia y besaba el cuello
diciendo: “Una cabeza tan bella sería arrancada en cuanto yo lo ordenara”.
Su
sadismo y extrema crueldad no tenia limites; había superado el límite de
tolerancia de la moral relajada de Roma y a los actos demenciales de Tiberio a
niveles nunca antes vistos en la historia: ordenaba torturar a desdichados
prisioneros (la mayoría, inocentes) alrededor de la mesa para que después le
cortaran sus cabezas mientras comía tranquilamente a parte de mandar a cortar
las manos a algunos de ellos para hacer con ellas un colgante o collar para
ponerlo en el cuello de la víctima. En los momentos en que mandaba y
presenciaba la muerte de un sentenciado, generalmente sin pruebas de delito, al
verdugo le ordenaba que el condenado sufriera una agonía prolongada: “Hiérelo
de tal modo que él sienta morir”, dijo en cierta ocasión a un verdugo.
Obligaba
también a los padres de sus desdichadas víctimas a contemplar sus torturas y
ejecuciones, gozando de forma placentera por ello.
En algunos episodios de su desquiciado gobierno, durante las luchas de gladiadores organizadas por el, en vez de guerreros, esclavos o condenados a muerte, elegía padres de familia viejos o personas enfermas o con deformidades físicas para hacerlos combatir contra los hambrientos tigres y leones en la arena, para que alimentara a las fieras, ahorrar dinero en comida para las bestias y divertirse a su manera. Siempre Calígula decía chistes, frases ingeniosas y graciosas mientras se cometían sus horrendos crímenes y su humor negro rayaba en lo morboso y mucho más: en una ocasión, arrojó a un hombre del publico a las fieras en el coliseo mientras clamaba su inocencia mientras las bestias lo acechaban, el emperador como respuesta, mandó a sacarlo y pidió que le cortaran la lengua para fuera arrojado de nuevo a los animales.
Una vez en el anfiteatro donde se llevaba
las luchas de gladiadores, se que quedaron sin criminales ni esclavos para que
luchasen y se enfrentase a las fieras, específicamente, leones, animales
favoritos de Calígula. Para resolver aquello, el emperador ordenó a sus
guardias que arrastraran las cinco primeras filas de espectadores en el
estadio, cosa que hicieron sin mucho problema, haciendo que la pobre gente
cayera a una jauría de felinos hambrientos y fueran comidos ante la mirada de
placer sádico del césar.
Calígula ha servido de inspiración para el cine y el comic desde hace décadas |
Su
demencia e indolencia con el prójimo, con sus súbditos, ya rayaba en lo
monstruoso, tanto así, que ordenaba quitar los toldos del anfiteatro para que
el sol del caluroso diera de lleno a la gente que observaba el espectáculo, lo
que provocaba múltiples insolaciones.
Su
envidia y celos eran cada día más enfermizos, al punto de que hizo castrar a un
famoso gladiador, amado por el público, como castigo por tener un miembro viril
más grande que el suyo.
En su
absurda insensatez, megalomanía y prepotencia, ordenaba destruir por decreto
todos los poemas clásicos de Homero y escritos de Virgilio y Tito Livio,
grandes de la literatura antigua, tan solo porque no le gustó sus escritos.
En una ocasión un hombre insultó a
Calígula, y el ultimo al enterarse de lo sucedido, mandó a asesinar a el hombre
junto con toda su familia, siendo cada uno de ellos ejecutados públicamente,
uno tras otro, delante de una multitud horrorizada por estos actos.
En los momentos de mayor ruina, hambruna y miseria del pueblo, Calígula, de forma infantil lanzaba en un balcón de su palacio parte de sus riquezas y tesoros para que la gente se aglomerara en un solo sitio y así muriera sofocada y aplastada por la desesperación bajo la mirada placentera de ese monstruo al poder.
En fin, sus tantos desmanes públicos
y sus faltas a la moral y a las férreas costumbres romanas más notorias eran de
proporciones épicas y según las afirmaciones
de Suetonio:
"Nunca
cuidó de su pudor ni del ajeno; y se cree que amó con amor infame a M. Lépido,
al payaso Mnester y a algunos rehenes. Valerio Catulo, hijo de un consular,
censuróle públicamente haber abusado de su juventud hasta lastimarle los
costados. Aparte de sus incestos con sus hermanas y de su conocida pasión por
la cortesana Pirralis, no respetó a ninguna mujer distinguida...
Su
ferocidad se manifestaba incluso en medio de sus placeres, juegos y festines.
Muchas veces daban tormento en presencia suya mientras comía o se entregaba a
orgías con sus amigos; un soldado experto en cortar cabezas ejercía delante de
él su habilidad con todos los prisioneros que le presentaban".
Mancillando el nombre de la familia
Moneda de la epoca de alígula; en ella se encuentra la imagen grabada de sus hermanas Agripina, Drusila y Julia. |
En toda Roma, Caligula era conocido por adorar a sus hermanas, pero no de una manera que nosotros entendamos.
Su vida familiar era de todo, menos normal ni ejemplar de un "Pater Familias" con todas las de la ley.
Sus víctimas más sufridas en el ámbito privado de Calígula fueron quizás sus esposas: aparte de la primera que tuvo hacía ya años antes de ser emperador, estuvo casado varias veces, una de ellas la mató él mismo junto con su hijo que se encontraba en el vientre porque no pudo aguantar la espera y quería que el bebé naciera rápido.
Luego se casó con Lolia Paulina, de quien se había divorciado alegando esterilidad tiempo después; pero lo cierto es que la razón del por que se separo era solo un capricho mas de aquel César depravado.
La razón era que tiempo más tarde, desautorizó una boda por encapricharse de la novia, y después se casó con ella para después repudiarla y avergonzarla ante todo el mundo. A su última esposa, Milonia Cesonia, la llevaba delante de los soldados desnuda y estaba ruborizada por obvias razones, con escudo y espada mientras montaba un caballo.
Milonia Cesonia fue una noble romana, la última de las cuatro esposas que tuvo el lascivo emperador Calígula.
Milonia ya había estado casada antes y además tenía ya tres hijos; no era joven ni dotada de gran belleza, pero logró captar la atención del emperador con quien, según Suetonio, a veces, compartía sus pervertidos gustos, bien para complacer a su esposo (obligatoriamente a costa de amenazas) o simplemente, era igual de psicópata que su marido.
Sus hermanas ni siquiera escapaban ante el monstruo poderoso que para su desgracia, tenia su propia sangre.
En contra de las costumbres y la moral romana que aun quedaba en el vasto imperio, mantenía relaciones incestuosas con sus hermanas, especialmente con Drusila y jamas renunció a ella, aun si él Augusto Demente estuviese casado y a pesar de que a ella la habían casado con un tal Lucio Casio Longino. en palabras de Suetonio:
“Tuvo comercio incestuoso y continuo con
todas sus hermanas, y las hacía sentar consigo a la mesa en el mismo lecho,
mientras su esposa ocupaba otro. Se dice que llevaba aún la pretexta cuando
arrebató la virginidad a Drusila, y un día le sorprendió en sus brazos su
abuela Antonia, en cuya casa se educaban los dos. Obligada a casarle en seguida
con el consular Lucio Casio Longino, pero Cayo se la quitó y la trató
públicamente como a su esposa legítima. En cierta enfermedad que padeció la
instituyo heredera de sus bienes y del Imperio. Cuando murió ella, hizo
suspender todos los negocios, y durante algún tiempo fue delito capital haber
reído, haberse bañado, haber comido con los parientes o con la esposa y los
hijos. Como enloquecido por el dolor, se fugó una noche de Roma, atravesó sin
detenerse la Campania y llegó a Siracusa, de donde volvió tan bruscamente como
fue, con la barba y los cabellos desmesuradamente crecidos. A partir de
entonces, no juró mas que por la divinidad de Drusila, hasta en las
circunstancias más solemnes y hablando al pueblo y a los soldados. No profesó a
sus otras hermanas igual pasión ni les guardó las mismas consideraciones; y
hasta las prostituyó a sus compañeros de disipación; en el proceso de Emilio
Lépido, no vaciló en hacerlas condenar como adúlteras y cómplices de aquel
conspirador. No sólo mostró cartas de su mano, que por fraude y medios infames
le había entregado, sino que incluso consagró a Marte vengador, con una
inscripción, tres espadas preparadas para matarle.”
Punto de ebullición
El conflicto con la sociedad romana, las
autoridades gubernamentales y del senado apenas recién comenzaban a pesar de tantos desmanes y locura: en un arrebato de prepotencia, desposeyó de sus cargos a los
senadores por tres días porque no se habían acordado de su cumpleaños.
Uno de
los pocos senadores que le adulaba con frenesí le dijo: “Emperador, por ti
daría mi vida en el circo”. Para su mayor desgracia, Calígula le dijo:
"¡Hazlo!" y terminó vestido de gladiador y fue obligado a luchar en
el anfiteatro hasta la muerte.
Mandó
a asesinar a un senador y después mando a descuartizar su cadáver y almacenándolos
en forma de torre los miembros seccionados.
Suetonio
informa en sus notas que otros senadores fueron degradados ante el público por
medio de desplantes, obligándolos a esperarlos cuando estaba ausente y les
obligaba a correr al lado de su carruaje.
Algunos
senadores que no le eran fieles o no le apoyaban, los mandaba a trabajos
forzados en la construcción de caminos, haciendo que el ultimo símbolo de
control en Roma cayera bajo su control.
Los
disturbios religiosos y culturales estaban a la orden del día: estallaron de
nuevo en Alejandría en el año 40 los conflictos entre los judíos y el gobierno
imperial; Calígula acusó a los judíos de no cumplir con el emperador y los
primeros estaban bastante enojados por el levantamiento de un altar de barro
pagano y como respuesta, fue destruido por razones de soberanía y decencia
justificable por los sacerdotes y el pueblo hebreo.
Entonces,
el insano césar ordenó levantar, a modo de ofensa, burla y auto adoración
megalomaníaca, una imponente estatua de sí mismo en el mismísimo Sagrado Templo
de Jerusalén, el sitio más sagrado del monoteísmo judío.
Se
creía un dios viviente, se proclamó como uno y siendo el primer emperador en
hacerlo (solo un cesar o un ilustre romano fallecido podía proclamársele dios,
gracias a la decisión popular, del senado o de los sucesores), al punto que
decía que era el dios Júpiter (e incluso se vistió como el mismo dios, con
centellas en la mano de oro incluido), tanto que envió varios soldados a que
recogiera conchas en el mar para declararle la guerra a Neptuno, dios de los
mares.
La princesita de papi
Uno de los momentos más
cuerdos y quizás más bellos de los pocos que existieron en la vida de Calígula
fue el nacimiento de su primogénita Julia Drusila en el verano del 39 de la Era Cristiana. Fue
la única hija del emperador romano con su cuarta y última esposa Milonia
Cesonia.
Ella
recibió el nombre de su difunta tía y hermana favorita de su padre, y despues
de su nacimiento, Calígula se la llevó a un templo lleno de las antiquísimas imagenes
de los dioses de Roma y el joven César la colocó en el regazo de la estatua de
la diosa Minerva para que ella supervisara el crecimiento y la educación de su
hija.
Poco después de su nacimiento, Calígula creó un fondo de
donaciones por medio de alcancías, buzones, cestas o cajas de recolección de
bienes y dinero por todo el Imperio Romano con la descripción "Bebida de
Julia" o "La comida de Julia"; en otras palabras, exigió a todos
los habitantes del imperio recursos inmensos para la manutención de su hija,
siendo el el hombre más rico y poderoso de su tiempo.
Calígula además, estaba seguro de que era el
padre biologico de ella, ya que como desde bebé Julia Drusila rasguñaba a los demás
niños que jugaban con ella y a sus niñeras, teniendo un temperamento malcriado
y algo indómito, muy precoz a su edad. El césar decía con orgullo y cinismo que
"su hija tenía el mismo temperamento de su padre".
El nacimiento de Julia Drusila dio Calígula una
excusa más para imponer mayores impuestos sobre el imperio a costa de su
dichosa paternidad.
Un nuevo senador entra en escena
El
colmo de los colmos fue lo que sucedió un día en una sesión del Senado:
Calígula, de forma solemne propuso a los miembros de la asamblea a que
consideraran a un distinguido y muy querido personaje de la sociedad romana
para el cargo de senador, que además era su amigo y alguien de suma confianza e
importancia.
La sorpresa para muchos de los que estaban
presentes alli, es que si bien era elegante, majestuoso, de inocencia y pureza
excepcional, famoso y fiel al emperador, era bastante rechoncho, de semblante
enérgico, con fama de semental y caminaba con cuatro extremidades.
Había
presentado ante todos a su caballo Incitato, al que también amaba mucho y le
daba todos los gustos, lo acompañaba en sus depravadas orgías y exigió
al Senado que se le nombrara senador a pleno derecho, Cónsul de Bitinia
y que se le otorgase el dinero necesario para poder
optar al cargo, obsequiándole además un pesebre de marfil de alto valor.
Este
suceso, hasta el sol de hoy no se sabe si Calígula lo hizo para burlarse de los
senadores o bien por su desvarío, pero a causa de eso y los constantes desmanes
en contra de ellos, colmó la paciencia de todos los grupos de poder en todo el
Imperio.
Un volcán a punto de
estallar
Calígula
comentaba en sus banquetes y reuniones oficiales, que le visitaban monstruos
demoníacos que le obligaban a cometer sus crímenes, reflejo inconfundible de que
su mente, estaba ya pérdida.
La
lista de actos descabellados y crueles, decisiones políticas nefastas, gastos
desenfrenados, comportamiento detestable y crímenes horripilantes es muy larga
y legendaria, tanto que nos incomodaría más de lo que estamos si relatamos
mucho mas de la cuenta, así que solo para terminar con tantas descripciones
psicológicas, se puede decir que su frase favorita era "Que me odien con
tal de que me teman".
La
validez de estos hechos es en verdad discutible, ya que en la cultura política
romana, la locura y la perversidad sexual se presentan a menudo mano a mano con
el mal gobierno y estas acusaciones quizás fuesen infundadas para arruinar al
joven césar; pero debemos admitir también que hay bastantes registros
arqueológicos e históricos que reflejan que estas historias, si bien pueden
parecer exageradas, lamentablemente tampoco no se alejan de la realidad.
Se
sabe que las leyes romanas eran muy duras y hasta sanguinarias cuando se
castigaba un delito o se procuraba mantener el orden, pero en el gobierno de
Calígula, se vivía en una situación donde hasta el mas sagrado de los derechos
eran anulados y donde cualquiera podía ser víctima de las arbitrariedades
imperiales con facilidad. Es por esas tantas razones que después de una corta
época de desmanes y de desorden, todos los senadores y personas influyentes de
Roma dijo a una sola voz: ¡Basta ya!
Las
acciones de su régimen despiadado y sanguinario, al igual que su imperial
demencia ya colmaba la paciencia de la Nobleza y del Senado romano; de acuerdo
con el historiador judío Flavio Josefo, varios atentados y conspiraciones en su
contra se habían gestado en su nefasto régimen de sadismo y prepotencia. Desde
que Calígula había empezado su era de terror, muchos de sus enemigos jurados,
de los que se encontraban a parte de gran parte del pueblo, estaban sin duda
los senadores, autoridades gubernamentales, gran parte del ejército y hasta de
su guardia pretoriana, que sin temblar su mano planeaban detalladamente
enviarlo al "otro mundo donde nadie escapa jamás".
El fin de un "dios"
Un
día 24 de enero del año 41 de la Era Cristiana, después de dudar por algún momento si quería levantarse de
la cama para comer (ya que había comido mucho el día anterior espues de una
orgia acostumbrada) Calígula pensó en salir fuera del palacio por unas horas;
así que le pidió a sus amigos que comieran a su gusto mientras iba a hacer unos
asuntos de importancia, cosa que en efecto, lo hizo. Después de un gran
banquete llenos de excesos y sangre en el día anterior quería relajarse un
poco, lejos de su vida palaciega y de tanta intrigas de poder por al menos unas
horas.
Según
Suetonio, Calígula tenía que pasar por un sitio donde ensayaba una obra algunos
niños pertenecientes a las familias más privilegiadas del Asia y que él había
hecho acudir para desempeñar algunos papeles en los teatros de Roma.
Se
detuvo plácidamente a contemplarlos con una mezcla de melancolía, cariño,
férrea supervisión y admiración, quizás recordando su infancia querida, tan
anhelada y arrebatada en el fragor de la sangre y las perversiones de su tío
Tiberio.
Luego
de felicitarlos cálidamente y después que les dijera a los niños a que
practicaran bien y exhortarlos a mejorar, se dispuso a seguir con el paseo, con
la sonrisa en los labios, al presenciar esas voces angelicales.
Incluso los monstruos mas sádicos y destructivos como Calígula se
maravillan con la ternura de una voz inocente; quizás, después de todo, en ese
cuerpo y esa mente tan degenerada y corrupta con titulo de César se encuentra
un rastro o una leve chispa de alma buena que aprecia la bondad de la inocencia
pura en medio de tanto mar de sangre y dentro de un imperio majestuoso, pero
totalmente pútrido desde las bases hasta las cima de sus más altos y
majestuosos edificios.
Calígula
se dirigía luego a unos de tantos espectáculos en donde atletas participaban en
una serie de juegos y obras de teatro que se hacían en honor a la memoria de
Augusto César; como medida de seguridad, el joven Cayo-Calígula transitaba por
el criptopórtico (una especie de pasillo subterráneo) junto con un grupo de
guardias de origen germano cerca del Palatinado, en Roma, para ir a su destino
segura y cómodamente en vez de las inseguras calles. Ya tenía información a la
mano de que un posible atentado en su contra estaba en marcha.
Varios
minutos después de empezar su recorrido, Calígula, ya alejado a varios metros
de sus guardaespaldas, quizás porque quería pasear solo y con libertad, sin
miedo, confiado tal vez en la seguridad del pasadizo subterráneo y en el
respeto infundado por su actitud criminal.
Varios minutos de recorrido despues, se
encuentra con una cara bastante odiada y conocida: Casio Querea, escoltado por
una cantidad no menos importante de guardias.
Los detalles de los eventos que ocurrieron a
continuación varían de una fuente a otra, pero de lo que todos ellos están de
acuerdo es que Calígula se burlaba de Querea y lo ofendía en su forma más
característica y habitual.
Luego
de un forcejeo, ofensas y varios empujones entre los dos, Calígula de repente
sintió un frio en su abdomen junto con un vacio que le ahogaba desde adentro...
Después
de sentir algunos segundos de ahogo, empezó un profundo dolor, viendo con una
fascinación mezclada con horror que su lujosa túnica estaba manchada con su
propia sangre.
Cuando
Casio Querea fue el primero en apuñalar a aquella bestia que asoló a todo el
Imperio Romano con sus monstruosidades, los demás guardias, seguido de un
número importante de conspiradores, senadores incluido, acribillaron a
puñaladas y golpes de espada a la humanidad del joven y demoniaco descendiente
de Julio Cesar y Augusto de forma frenética y con una furia tal que ningún
soldado romano la hubiese tenido en batalla.
Según Suetonio, un encolerizado Querea le hirió
violentamente en el cuello con la espada, gritando de forma bestial: ¡Haced lo
mismo!
El tribuno Cornelio Sabino, otro de los tantos
enemigos jurados de Calígula, le atravesó el pecho con una furia demencial.
Luego
de cada puñalada y una recriminación de su parte, se les unía otros conjurados
y enemigos del joven César; empezó a recibir Calígula golpes brutales en el
rostro, mas puñaladas, cortes y espadazos en todo el cuerpo, una y otra y otra
vez hasta que por la adrenalina los ataques empezaron a ser cada vez más
rápidos, mas ensañados y mucho más fuertes que nunca por cada minuto que pasaba.
Calígula terminó en un charco de su propia sangre a la edad
de veintinueve años, de la misma forma que reinó en el imperio más vasto de su
tiempo.
Vomitando sangre, en
estado agónico y con las últimas fuerzas que le quedaban, ante sus ya saciados enemigos
y de forma lastimera junto con una lúgubre y sarcástica sonrisa en su rostro
dijo ante sus verdugos: "Sigo vivo".
Esas fueron las últimas palabras de aquel
hombre que queriendo ser dios, se transformó en el demonio más grande de la
historia de Roma.
Los
guardaespaldas de origen germano de Calígula, al darse cuenta de que estaba
siendo atacado, éste ya estaba muerto hacía ya minutos; pero quizás por la
impotencia, la rabia y el dolor de ver a su amo en un charco de sangre,
respondieron con furia asesinando a conspiradores, senadores, transeúntes e
inocentes por igual.
Según Suetonio, el motivo del asesinato de
Calígula era que él se burlaba de Querea, considerándolo afeminado debido a su
voz débil y por no ser firme con su deber en la recaudación de impuestos; lo
llamaba "Príapo", "Venus", "amanerado", entre
otros calificativos denigrantes. Otros, como Flavio Josefo, aclara que Querea
tenía motivaciones políticas para el asesinato; esto es posible, ya que el
Senado también lo quería ver muerto por sus desmanes y ofensas contra ellos y
en contra de los ciudadanos, aparte de que era muy difícil condenarlo y llevarlo
a juicio por que él demente césar tenía muchísimo poder del que por ley estaba
permitido además de estar bien escoltado e informado de cualquier cosa que
pasase en el imperio.
La
muerte de Calígula, como parte de una coincidencia historia y eso lo registra
Suetonio también, fue muy similar a la de Julio César. Tanto el anciano Julio
César (cuyo nombre completo era Cayo Julio César) y Calígula tenían nombres
similares (Cayo Julio César) y fueron asesinados también a puñaladas 30 veces
por los conspiradores encabezados por un hombre llamado Casio (Casio Longino, uno
de los asesinos de Julio César y Casio Querea, a su vez, de Calígula).
El
Senado aprovechó la ocasión para restablecer el régimen anterior al imperio, o
sea, una república, mientras Querea intentó convencer al ejército para que
apoyara a los senadores y sus planes; pero quizás por lealtad o por intereses
personales, prefirieron la figura del emperador en vez de un régimen mucho más
libre.
Los asesinos
de Calígula, al verse sin apoyo de algún tipo, asesinaron a puñaladas después a
su esposa Milonia Cesonia y asesinaron a su hija Julia Drusila, pero fueron
incapaces de encontrar al tío de Calígula, Claudio, ya convertido en candidato
a emperador y que al acontecer los hechos, huyó de la ciudad obviamente.
Luego del asesinato de Calígula y su
familia, todas las imágenes públicas de él, las de la emperatriz y su hija
fueron destruidas con la esperanza de hacer que la gente se olvidara que alguna
vez existieron, como evitando una especie de mal recuerdo. Las estatuas y
pinturas que se tienen de Calígula y que han sobrevivido los siglos son por lo
general imágenes privadas de la familia y algunas que quedaron ocultas, no así
las públicas, que fueron destruidas por completo.
Claudio César |
Tiempo después, Claudio consiguió el apoyo de
la Guardia Pretoriana para que fuese nombrado César de Roma; entre sus primeras
ordenes, autorizó la captura y ejecución de cada uno de los asesinos de su
sobrino. Casio Querea, uno de los principales conspiradores, fue ejecutado por
órdenes del nuevo césar por el asesinato de su sobrino Calígula.
El gobierno de Calígula sobre el Imperio
Romano duró tan solo cuatro años, pero sus consecuencias perduraron hasta la
caída del mismo, y este es uno de los ejemplos claros de lo que pasa cuando una
persona que no sea apta mental, intelectual y espiritualmente esta en un cargo
de poder. Las consecuencias de ello para un pueblo, una ciudad, un país, una
institución, para una empresa o hasta dentro de la propia familia o grupo
social alguno, puede afectarla con consecuencias impensables; ya que como
podemos repetir lo que se dijo anteriormente: como es el liderazgo o sistema
que rige, así será la sociedad o el ambiente en que lo controle.
Análisis de una víctima-victimario
Se
sabe ya que Calígula fue un monstruo, uno de los peores gobernantes de la
historia de la humanidad, pero muchos todavía piensan y dicen: ¿por qué tuvo
que ocurrir? y también formulamos esta pregunta: ¿como un niño querido por
todos, con un rostro de ángel y con una simpatía tan grande, pudo volverse un
monstruo de tal magnitud?
Según los estudios científicos e históricos
actuales, el comportamiento de Calígula fue nada más que la consecuencia de
todo lo que presenció y sufrió a lo largo de su niñez, adolescencia y juventud,
con graves consecuencias que aun hoy es motivo de estudio científico y del
análisis de expertos en la historia, la medicina y la psicología moderna.
Calígula reinó con impunidad durante un
tiempo hasta que un mar de puñaladas cegaron su existencia, pero aún así, se le
recuerda como el más depravado de todos los emperadores de Roma.
Se sabe que si bien tenía daños psicológicos
permanentes, no era para nada ningún lunático; no tenia rastros de esquizofrenia,
demencia o un desorden mental de importancia salvo el de poseer cierta tendencia
bipolar; pero tenía a pesar de ello un trastorno de personalidad serio
provocado por la combinación perfecta de un trauma infantil, un mentor perverso
y un envenenamiento crónico por el plomo contenido por el vino que tomaba.
A pesar de que Cayo Cesar-Calígula se salvó por
la voluntad de Tiberio para el asombro de toda Roma (no porque el emperador
tuviera piedad de él, sino porque veía en el joven un posible sucesor, con
iguales gustos y quizás peor crueldad); todo lo que presencio, sufrió y participo
de adolescente, quizás en un principio, a la fuerza y luego voluntariamente,
junto al capricho inculcado en la infancia, por la sensación de desamparo e
inseguridad en su adolescencia, y ser testigo presencial de atroces crímenes,
enfrentar desordenes psicológicos y mentales a través de su vida, llevar su
mente al punto de la esquizofrenia y convertirse también en un despiadado líder
y un completo criminal psicópata de alto nivel.
Calígula fue, según muchos estudiosos de la
historia y de la medicina psiquiátrica actual, una persona, que aunque fuera
carismático, altamente celebre y con todo el inmenso poder en sus manos, sufría
de un cierto grado de paranoia (delirio o manía de persecución), con cierta
conducta maniática, con un sinnúmero de desviaciones sexuales de todo tipo
además de ser un violador sexual patológico.
Sufría a su vez de una conducta narcisista, o sea, se adoraba a sí mismo, estaba enamorado de sí
mismo y quiere que le amen e idolatren como un profeta o un ser supremo, ser el
punto único de atención, sobreestima o glorifica al extremo sus habilidades o
conducta, además de ser extremadamente arrogantes al grado de lo enfermizo.
Para una persona es normal es sano tener un
buen nivel de amor propio, una buena autoestima y sentirse seguro de sí mismo,
mientras considere y comprenda a los demás; pero en el narcisista, en cambio,
se pone una admiración enfermiza a sí mismo y una vanidad sin límites a costa
de los que le rodean; hablan siempre de lo insustituible y grandioso que es mas
se sienten superiores al resto de los que le rodean, pensando en ellos como un
lastre para sus fines o como simples cucarachas, simples y míseros gusanos que
deben estar a su religioso servicio y que deben rendirle pleitesía sobre todas
las cosas.
El narcisista no acepta criticas de nadie si
se refieren a él, quiere que le alaben o endiose; son tan arrogantes que cuando
no reciben una admiración o una adulación, una aceptación a cualquier acción
que haga, así sea mala de su parte, descalifica a los que no lo adulen, admiren
o lo siguen o en casos más extremos, trata de destruirlos de una u otra forma.
El narcisista como Calígula es
extremadamente envidioso, tienen dificultades enormes para reconocer sus
errores y no siente consideración o empatía por nada y por nadie salvo de sí
mismo; piensa que es el único ser perfecto sobre la tierra, que los demás son
inferiores a él y es por eso que le cuesta comprender a los demás y amar a sus
semejantes ya que solo le interesa lograr la admiración mediante cualquier
método, así sean viles y solo piensan de forma egoísta para cumplir sus gustos
y el desprecio oculto o bien mostrado para con los demás que no le sirven o no
le adoren.
Todas estas conductas de corte narcisista en
algunos casos, la reflejan de esa manera porque en el fondo o bien son muy
inseguros de sí mismos, son ignorantes, son inculcadas en la infancia (al ser
mimados y adulados desde pequeños) o simplemente es una fachada enfermiza que
sirve para compensar ese vacío que sienten en su vida o para esconder una falta
o un trauma sufrido en el pasado.
También Cayo-Calígula era un megalómano (vanidad extrema) era
común de el creerse dios por ejemplo, tenía una conducta paranoica o sensación
de ser perseguido sin razón aparente, delirios o alucinaciones a veces muy
realistas y constantes por efecto quizas del plomo que consumía junto a la
ingesta excesiva de alcohol.
Pero su rasgo principal, es que era el prototipo
del perfecto psicópata, una persona con un trastorno de conducta asocial o
trastorno de la personalidad grave; era una persona insensible al dolor o
sufrimiento ajeno, que gusta hacer sufrir a los demás y goza de ver sufrir a
todo el que está alrededor suyo, un ser emocionalmente inestable, no siente
culpa de sus acciones y daños ocasionados a otros por el mismo, fríos y
calculadores. Son totalmente incapaces de ponerse en el lugar de las personas y
ser extremadamente posesivos en sus acciones y en las cosas que quiere o desea.
El psicópata tiende a rechazar, romper o
ignorar la ley si no es en beneficio suyo; tienen además en casos en que se ven
acorralados o atrapados en una situación incómoda o desfavorable para él, un
comportamiento explosivo e impredecible. Es cuidadoso de su apariencia y
conducta, para mostrarse como una persona intachable, pero es indolente con los
demás, aunque gran parte de las veces no suele demostrarlo por proteger su
reputación, cono también no respeta ni deja respetar los derechos de los demás
y también utiliza a otros, sin pensar en el daño que le harán o hace para
lograr así sus fines.
El psicópata, como rasgo distintivo y como
mecanismo de defensa, suele y es de hecho, una persona extremadamente
inteligente (muchos de ellos, son genios con un elevado coeficiente
intelectual), son educados y extremadamente serviciales, metódicos, ordenados,
cuidadosos y son muy encantadores con los que le rodean o conocen (le cae bien
a todo el mundo, es una persona atractiva, popular, simpática, amigable y
agradable), pero se comportan así durante un tiempo solo hasta que cuando lo
decida o cuando está seguro, se quita la máscara de bondad para mostrar su
verdadera personalidad (bien sea de ladrón, estafador, violador o un asesino
demencial). Es por eso que son además unos perfectos mentirosos: saben engañar
a todo el mundo, son capaces de hacerse pasar por personas normales y siempre
oculta sus verdaderas intenciones, todo para lograr sus objetivos.
Se gana la confianza de la gente de una
forma fácil y tiene un poder de convencimiento eficaz, ya que saben cómo es la
mentalidad de cada persona o sociedad que engaña, es decir, sabe cómo manipular
a la gente a su antojo. Si bien no tienen sentimientos o solo muy pocos, suelen
imitarlos ante los demás (forma una familia, crea fuertes vínculos con las
demás personas, etc.) sin que ellos se den cuenta ni sospechen en lo más mínimo
de sus ocultas intenciones.
El individuo psicópata planifica todos los
detalles de sus acciones (bien sea gustos morbosos o que sean ilegales,
acciones políticas, faltas comunes o crímenes horrendos) y en caso de ser
buscados o atrapados, mienten descaradamente (algunas veces de forma
convincente), tienen coartadas, justificaciones o planes secundarios para así
salir bien librados.
Sin duda, la estadía del joven Calígula en
Capri con su pariente-amo-carcelero-profesor Tiberio el Cesar de Roma no le
hizo bien en su mente ya más que perturbada por la crianza y por tantos
desengaños, la perdida y destrucción de su familia como también de su
tranquilidad, al punto de que un observador de la época dijo sobre la relación
toxica de Tiberio con Calígula: "Nunca hubo un mejor sirviente o un mal
maestro".
Conclusiones
Probablemente
la culpa no fue del todo suya, pero aún así no es la persona a la que querrías
encontrarte en un callejón oscuro. Gracias a nuevos hallazgos arqueológicos,
podrás visitar por primera vez el lugar en el que tuvo lugar su sangrienta
muerte, quedando en la historia a como un príncipe que de víctima que paso a se
un victimario con un poder inimaginable.
Él no fue el único monstruo con poder que ha
pasado en este mundo para hacer lo que su maldad, mente perturbada o estupidez
le diera riendas sueltas sin importar
daños colaterales ni el más insignificante rastro de dignidad humana.
La
lista de líderes malvados, corruptos, incompetentes y hasta totalmente
desquiciados a atar es sin duda tan destacada como intrigante: tenemos por
ejemplo al antiguo dictador de Uganda, Idi Admin Dada, quien sufría de
esquizofrenia y gobernó su país con mano de hierro entre 1971 y 1979.
Ordenó asesinar a medio millón de personas,
la mayor parte de las veces por su paranoia, ya que reaccionaba de manera muy
extrema ante cualquiera que representara un peligro para su gobierno la mayoría
de las veces, sin razones para ello; también conservaba las cabezas de sus
enemigos (sean imaginarios o no) en un refrigerador y alimentaba cocodrilos con
los restos mortales de sus víctimas, además de comer carne humana. Gracias a su
conducta prepotente y conducta esquizofrénica, se consideraba a sí mismo como
el "legitimo Rey de Escocia".
Otro poderoso sin frenos seria el
"noble caballero" Francisco Pizarro, el psicópata y codicioso asesino
Conquistador del Imperio Inca (actual Ecuador, Perú, Bolivia y parte de las
Amazonas) que bajo las bendiciones y órdenes del Rey de España, aniquiló, sin
miramiento ni compasión, a miles y quizás millones de personas dentro del
Imperio sólo por avaricia e interés personal. Su ansia de oro enfermiza y sed
de sangre era tal que no tuvo ni piedad ni escrúpulos de traicionar la
hospitalidad de esa civilización, ordenando atacar a diestra y siniestra, al
colmo de asesinar también al emperador inca Atahualpa, puesto como rehén a
cambio de todo el oro de su reino.
Pero los hay también bastante cuerdos como también sin
escrúpulos como lo fue sin dudas Leopoldo II de Bélgica, quien siendo además
Protector de la colonia belga del Congo (como feudo personal del rey mismo como
un acuerdo entre potencias coloniales de la época) cometió uno de los mayores
genocidios de la historia; en esa colonia africana bajo sus órdenes directas
autorizó a fuerzas mercenarias y mercaderes coloniales a que se le obligaba a
todos sus habitantes nativos a pagar tributo, a trabajar como esclavos y a
entregar sus ricos recursos naturales a Leopoldo sin restricción o negación
alguna.
Los congoleses que no obedecían, eran
torturados, se les cortaban a carne viva partes de su cuerpo, sus familias
secuestradas y esclavizadas, pueblos y etnias arrasadas, todas sus posesiones y
riquezas expropiadas sin reparo alguno mientras de forma hipócrita promocionaba
su labor altruista de proteger al Congo y sus habitantes ante toda Europa,
defendiendo el libre comercio y la abolición de la esclavitud; el resultado de
su labor caritativa, protectora y desinteresada fue al menos 10 millones de
muertos.
También podríamos hablar de Ranavalona I, la Reina Asesina
de Madagascar, quien bajo su mandato absoluto fue directamente responsable del
aislamiento económico y cultural de su país durante el siglo XIX, en el que
recurrió la sistemática eliminación de un millón de sus súbditos por medio de
hambrunas, asesinatos a mansalva, persecución religiosa, la tortura y el
sinnúmero de leyes arbitrarias, la mayor parte de las veces tan solo por pura
diversión.
También tenemos el ejemplo de aquellos
dictadores despiadados como el general argentino Jorge Rafael Videla, quien
intentando salvar la Argentina de la subversión y del comunismo mediante el
asesinato y desaparición de todos sus opositores a la Junta Militar de Gobierno
en ese entonces.
En definitiva, hubieron muchos calígulas en
la historia de la humanidad: Pol Pot, Atila, Adolf Hitler, George W. Bush, Iván
el Terrible, Joseph Goebbles, Nerón Cesar, entre muchos otros monstruos de la historia.
3 comentarios:
Excelente y muy rico relato, felicitaciones.
Inquietante el parecido con el actual presidente de USA. Megalomano, Narcisista, descalifica a todo aquel que le critica, miente descaradamente, en fin....
Hola! Interesante artículo acerca de la paranoia de Caligulas! También leí que Hitler tenía esa tendencia paranoide...
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